Nocturnidad: una Cuba segura para la juventud



¿Asere, por fin hoy vamos pal´ party? Le dice el Migue a sus colegas, quien ha escogido la Sala Atril como el destino para el disfrute de esta noche. De esta manera el grupo colecta la mayor cantidad de dinero posible para las entradas a este famoso centro nocturno, colecta a la que prefieren llamar: “ponina”. Pero Migue y sus amigos no se preocupan por nada más, pues a pesar de la realidad que constituye para la juventud en Cuba los bajos poderes adquisitivos, la seguridad ciudadana es uno de los tópicos más atractivos para aquellos que prefieren salir de casa “bajo las sombras de la noche”.
Cuba, recientemente reconocida con el premio Excelencia como país más seguro para el turismo durante la XXXVIII Feria Internacional del ramo –Fitur 2018, ofrece a sus nacionales y extranjeros uno de los niveles de seguridad ciudadana más altos de todo el globo. Tal es así que en el espacio digital www.bbc.com podemos encontrar comentarios como “El otro día salí del banco con un sobre repleto de dinero en efectivo, un bulto de billetes para hacer pagos en un país donde las tarjetas de crédito rara vez funcionan, y donde es el dinero –en la forma específica de billetes– lo que resuelve. No fue hasta que llegué a mi automóvil con el sobre apretado bajo mi brazo, que me di cuenta hasta qué punto me sentía confiado de mi seguridad en Cuba” (http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160210_cuba_dinero_seguridad_wg_all). Importantes espacios como www.tripadvisor.com arrojan el consenso mayoritario a favor de reconocer a la Isla con tales niveles de protección entre sus locales y foráneos.
Teniendo en cuenta un país con estrictas prohibiciones de uso de armas de fuego, e incluso de otras armas blancas, son escasos los eventos de esta índole en el territorio nacional. Constituye ello, un quieto derrotero para todos los sectores de la población cubana, en especial el sector de la juventud, cuyos pies recorren las calles cada noche en búsqueda de algún que otro destino donde ahogar sus penas, o festejar sus triunfos entre cigarrillos, cervezas y reguetón.
Ahora Miguel y sus amigos podrán salir rumbo al Atril, con la seguridad de la cual carece medio mundo, y con la tranquilidad de que a su regreso no encontrarán algún que otro ebrio maleante con revólver en mano intentando hacer obra de su valentía. Sus madres duermen tranquilas, porque están seguras de que, puede que no le hayan podido brindar el mejor de los platos, pero al menos sus hijos, regresarán sanos y salvos una noche más.